Los precios de la sosa cáustica vuelven a registrar máximos históricos en septiembre a causa de la carestía actual.
El mercado ibérico relacionado con la comercialización de sosa cáustica atraviesa uno de los períodos más críticos que se recuerda, marcado por una pronunciada y, a priori, interminable trayectoria alcista de los precios.
El principal argumento esgrimido por los principales comercializadores de sosa cáustica que operan en España para justificar las últimas subidas, se basa en el cambio de tecnología que tiene o ha tenido lugar en diversos centros de producción locales, a fin de cumplir con la normativa europea que entra en vigor el próximo 11 de diciembre y por la cual, la totalidad de las plantas de cloro ubicadas en territorio comunitario deberán funcionar con una tecnología más respetuosa con el medio ambiente (membrana o diafragma), en sustitución de las contaminantes celdas de mercurio.
En este sentido, el sector del cloro se encuentra inmerso en un profundo proceso de reestructuración. Muchas plantas en Europa están paradas o produciendo a niveles inferiores a los habituales, con el objetivo de llevar a cabo la conversión tecnológica. Esta circunstancia, está provocando un fuerte impacto en la disponibilidad de sosa cáustica en el continente, quedando especialmente afectada la oferta de hidróxido sódico seco en España, con un único productos para toda la Península Ibérica.
La política tarifaria creciente actual viene dada por que las producciones del producto están vendidas antes incluso de ser producidas. Actualmente se desconoce dónde estará el límite de esta frenética trayectoria alcista. Dependerá, en buena medida, de cómo evolucione el consumo, así como del comportamiento a corto y a medio plazo de las importaciones. Por el momento, no parece que exista ningún factor capaz de hacer frente a esta fuerte y sostenida deriva ascendente, la cual ha empujado la cotización de la sosa cáustica seca hasta niveles nunca vistos en nuestro país.
En concreto, las operaciones de este producto llevadas a cabo en nuestro país durante la primera mitad de septiembre han rondado las 770-805 €/Tonelada, para contenedores de 24000 Kg. en destino, lo que ha supuesto una notable subida de 20-25 €/Tm. sobre los precios practicados en agosto. Del mismo modo, el suministrador ruso JSC Kaustik no se ha quedado atrás este año, elevando el valor de su producto a niveles muy similares a los practicados a nivel nacional.
De hecho, las cotizaciones aplicadas para la sosa cáustica seca procedente de Rusia, se han situado este mes pasado muy próximas a los precios practicados con el producto local.
Por otro lado, el valor relativo al hidróxido sódico diluido al 49,5%, no ha permanecido ajeno a esta vorágine ascendente, experimentando sendas apreciaciones durante los meses de agosto y septiembre. Estos últimos encarecimientos han motivado que su precio haya retornado a niveles de hace siete años (exactamente de diciembre de 2010), cuando los principales proveedores situaron su importe final en torno a los 290-295 €/Tm. Este cloro-álcali ha duplicado su valor en el transcurso de los dos últimos años y no parece que vaya a detenerse aquí la deriva alcista presentada por esta materia en dicho intervalo de tiempo. Nos adentramos en un período caracterizado tradicionalmente por constantes movimientos alcistas.
En otro orden, las existencias de sosa cáustica seca con los que cuenta Europa registraron un ligero crecimiento en julio, hasta situarse en 191.605 Tm. Aunque de comparar dicho volumen con el alcanzado hace un año, nos encontramos ante una disminución de los stocks del 6,3%. Los stocks disponibles de sosa líquida han ido menguando año tras año, hasta caer el pasado año hasta los 2,6 millones de toneladas métricas, es decir, medio millón menos que en 2014, y en 2017 caerán aún más, en vista de la trayectoria seguida por estos últimos hasta el mes de julio.
La progresión mantenida por las existencias de sosa cáustica en la Unión Europea apunta a que dicho sentimiento de escasez no quedará solucionado a corto ni a medio plazo, ya que la capacidad en Europa se verá diezmada seriamente con la entrada en vigor de la nueva normativa comunitaria en materia medioambiental.